Mi sudor se hizo lluvia

Solo el sol abriga mi alma dormida,
ante las dificultades no me quedo
sobre los campos yertos sé que puedo.
Me armé con esperanza redimida.
El noble suelo árido me aguarda,
eleve al cielo la mirada primero,
plegaria llegó a Dios, del cordero.
La bondad con mi esfuerzo no tarda.
En momento creí ver a Cristo sembrando
conmigo. Mi sudor se hizo lluvia
las semillas brotaron antes de la semana.
Los amaneceres llagaron cantando,
en fruto se convirtió rocío y savia.
Mi sembradío miro desde la ventana.
Autor: Alcibíades Noceda Medina