Recluído me encuentro en su pasado
que es mi pasado.
Tras una reja humana.
Abro los ojos
y veo su imagen multiplicarse entorno a mi.
Trato de huír y no puedo.
Levanto mi cabeza para ver sobre las otras,
miles de otras cabelleras.
Y que veo ¡nada!.
No hay arcoiris, ni aroma en el aire.
Recluso estoy en un desierto de mujeres,
de mujer, de una sola mujer multiplicada.
...Cierro los ojos para que este espejismo
se disípe.
Pero, siento una pesadez en mi pecho,
son los cuerpos de mujeres, de mujer, de una sola mujer que se derrite y entra por mis poros, por mis poros.