Se me cae el alma a los pies,
si en un torcer de mi suerte
tu desviás tu planta
y tornas hacia el poniente.
Rendido soy, un sol de carne,
una fabula, un mito atávico, (Apolo y Dafne)
que no conoce otro cielo mas distante,
ni mas horizonte que el que tus ojos proponen.
Venir con la inocencia que el amor presume
y encontrarse un tempano por corazón.
Mi fuego de juventud no es suficiente
para derretir el desdén con el que te defiendes.
He visto la cura a mis males,
la panacea contra tanta tristeza
y es condena sino muerte
verte desde la sombra que la lejanía impone.
¿No ves mi trinado desconsuelo
como una ausencia de gorriones,
que migraron sin destino ni prisiones?.
Este nido canción y ave,
que fue mi corazón
voló al paraiso del olvido
por razón de tus desaires.
Precioso poema como todos los que he podido leer de usted. Sólo dejan puntuar con 10 y la verdad que yo ha usted dada la forma que hay de puntuar aquí le daría algunos puntos más merecidamente. Mariel