se oyen mis pasos.

Muy fuertes tus dos poemas, siempre he pensado, que la dualidad en la que uno se halla, como única virtud, es que tenemos la posibilidad de cambiar la historia de nuestra propia vida, de nuestros sueños al revés, para hacerlos a medida de aquello que alguna vez sentimos querer y como una mala idea del creador, que después de todo somos nosotros mismos, reflejo universal de algo!...podamos vivir la otra mitad, fruto de nuestro deseo, o tal vez quedarnos en la más ardiente crueldad de la que se nos dispone uno de los dos hemisferios, una de las dos formas, una de las dos vidas, que decidimos elegir, como única e irrepetible dejando atrás todas las posibilidades existentes que tiene nuestro mundo y el universo que como un inmenso vientre no vomitó para ser algo importante solo a nosotros mismos, porque es allí donde viviremos siempre cuando pensemos que es en otro lugar donde estamos inmerso nos equivocamos de nuevo, y así sigue la rueda…. Para vuestra experiencia latente de negro luto, he querido sentir cuantos lugares se hallan cerrados para el que no logra vivir más que con lo que le han designado, incluso prohibiendo hacer algo diferente. Mucho sentimiento, en tus poemas!...revertidos tocarían a la Monada! todo es cuestión de grados… muchas gracias María Verónica