Hoy se cumplen cuatro años
que te fuiste de este mundo
y con gran dolor profundo
expreso lo que te extraño.
Mi amor no tiene tamaño,
es tan grande y tan profundo
que aunque no te pueda ver,
no te dejo de querer,
ni de pensarte un segundo.
Cómo no recordarte
si tú me diste la vida,
cómo no pensar en ti
si vives en mi corazón
fuiste mi muñeca consentida,
la que será inolvidable,
lo más sagrado que tuve.
¡Cuánto te añoro, Madre!
Me duele tanto recordar
como pasaste
tu último año en el hospital,
luchando, con ansias de vivir,
y con la tristeza de no poder hablar.
Pero sé que estás en paz
y me sirve de consuelo,
y como una estrella más,
estás brillando en el cielo.