Me acerqué a regalarte de mis labios la caricia,
como estaba acostumbrada.
Tu mirada lánguida y fría me estaba demostrando,
que mis besos no deseabas.
Te miré largamente, sin pronunciar palabra alguna,
sin poder entender nada.
Vi tu cara transformada por un rictus de amargura,
y me quedé alelada.
Después ya se agolparon miles de explicaciones vanas,
ya nada te importaba.
Y sentí sangrar mi corazón y conmoverse mi alma,
tú, permanecías en calma.
Y murmuraste apenas, mientras me dabas la espalda,
entre tú y yo ,no hay nada.
® Susana Valenzuela
09-04-10
Este es tal vez, uno de los poemas que mas personas se lo han apropiado diciendo que son de su atoria. Lo lei por primera vez en 1969. No recuerdo bien el nombre del autor. En internet hay varios sitios donde aparecen con autoria deferente. Este es uno de los tantos: delirica(PUNTO)com/work/read/work=42358 Lamento tener que decirlo