Sigo versando, nueve.

(90)

Era un éxtasis de amor,

lo que yo sentí por ti,

esos tiempos que viví,

a mi alma trae dolor.

(91)

Cuando estemos desmayados,

busca siempre un buen amigo,

éste sabe si has gemido,

ellos nunca me han fallado.

(92)

A pesar de yo ser pobre,

no me doy por portentoso,

pues a mi manera gozo,

viendo yo, Diamante o Cobre.

(93)

Oye siempre ten presente,

que mi amor fue insuperable,

y que siempre fuí amable,

nunca siendo indiferente.

(94)

Ya quería despojarla,

de mi mente con esfuerzos,

pero es que era de esos,

que opusieron olvidarla.

(95)

Con el tiempo comprendí ,

mi deseo inaccesible,

manifiesto y bien visible,

que no eras para mí.

(96)

Ciego estaba, la quería;

ella no me comprendía,

yo reitero que no había,

para mí noche ni día.

(97)

Este fué un camino largo,

el que yo inicié contigo,

más no creas que yo sigo,

permanente en mi letargo.

(98)

El refrán bién lo recitan,

bién los doctos desde antaño,

no hay mal sobre los cién años,

ni el cuerpo que resista.

(99)

Y después de MIL PESARES,

el olvido era inminente,

si ya era inconsecuente,

navegar los mismos mares.

Autor: Victor Arias. continúa.