Esta pradera de recuerdos,
este pasado que se adormece,
entre aguas de espejo,
esta llamarada de rocio,
de cielo,
que flota en un laberinto de sueños,
ese túnel lejano,
abrazado a girasoles derretidos,
esos ojos que se humedecen,
entre imágenes que se pierden,
esa vida que llueve,
que se lleva fotos sin tiempo,
esos padres que te impregnan,
la infancia que viviste,
esa juventud rebelde,
esta mano que escribe,
ante los ojos que buscan tu mirada,
esta mente que sonrie,
ante el cuerpo que quiere,
este perderte en un mundo,
sin espacio ni tiempo,
como pájaros que se lleva el viento,
en el fervor que se extiende,
como el misterio y ensueño,
que envuelven los caminos recorridos,
de este prado de recuerdos,
de este pasado que adormece.