En las tardes doradas de otoño
cuando el día se va diluyendo,
y los árboles visten colores de gala
con hojas de oro que se caen al suelo,
con el viento fresco que nos acaricia
se produce el romántico encuentro,
por el puente que va de tu casa a la mía
ese puente, de madera y viejo.
En las tardes doradas de otoño
los árboles visten sus pardos colores,
y una alfombra de hojas caídas
de color rojizo alfombran el suelo,
y sigo la senda que lleva a tu encuentro
y aparece mi amado que llega
colmado de amores para darme un beso
por el puente de madera viejo.
En las tardes doradas de otoño
nos miramos los dos a los ojos,
cariñosamente, ávidos de anhelo
enlazamos las trémulas manos
rebosantes de apacibles sueños,
tus dedos ansiosos enredan mi pelo
siento escalofríos en todo mi cuerpo
y yo me estremezco con dulce embeleso.
Ese viejo puente que es mudo testigo
de nuestros encuentros cuando cae la tarde,
y las aguas diáfanas pasan murmurando
lo que por ti siento, lo que yo te quiero,
y las aves de bellos y estruendosos trinos
adornan con premura el rojizo cielo,
ese viejo puente que ve nuestros besos,
solo él es testigo de nuestros encuentros.
Chelo Álvarez
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