Me marcharé de este mundo
con mi corbata de fiesta,
con un semblante indulgente
y una sonrisa puesta.
Me marcharé para siempre,
para nunca mas volver,
derrotada en imposibles
con siembra sin recoger.
Y os dejaré con la vida
que a cada uno le prestan,
con mil preguntas y dudas
que no encontraran respuestas.
Quizás una puesta de sol
valiera la pena estar
y quizás un amanecer,
o tal vez, también, quizás.
Pero sin duda me iré,
me marcharé de este mundo
y a ciencia cierta seré
un aliento vagabundo.
Quiero contar presurosa
por si al termino no llego,
soy de mi patio la rosa
del color de rojo fuego.
Un árbol vencido en sombras
que lo imposible derrota,
transcribo en copos de nieve
que cuando caen ni se notan.