A ti, poeta, soñador de sueños
y de profundas emociones,
todo lo entregas a cambio de nada.
En tu mano la pluma no se reprime,
sabes hacer aflorar los sentimientos
que siempre llevas insondables;
y esas pasiones que te hicieron sufrir,
podrás distanciarlas algún día de ti.
Por la mañana, al despuntar el alba,
valoras gozoso el haber podido
exteriorizar lo que siente tu alma.
Escribe, no dejes de producir,
sigue con esas frases de amor
que plasma en cada palabra
y haces que aquellos que te lean
se sientan orgullosos de las poesías
que con frecuencia tú les regalas.
Tus pensamientos se multiplican
sin conseguir reprimirlos.
El corazón es el que te dicta
esos poemas sentimentales
para que todos los puedan oír,
y calmen sus entusiasmos en ellos.