SEÑORA DE MI LUZ

Has enseñado a mi alma
A tragar mi propia sal
Mis propias hieles
A andar y desandar mis huellas
A bordar y desbordar nudos
Por todo el cuerpo
A desgarrarme el pecho A sacarme pedazos de corazón
A viajar al santuario de tu piel
Una y mil y mil veces más
Y a dejar mi ofrenda
Por rezar la oración de tu nombre al amanecer al anochecer
cuando el río llora
cuando el trueno canta.
He aprendido a mentirme cuando es tu deseo que lo haga pero aun cuando lo ruegues no podría dejar de amarte