Ya no quiero llorar y sin embargo,
la nostalgia me vence, se empecina
en hacerme sentir como una espina
la profunda tristeza que me cargo.
Es pesado el camino y es tan largo;
nadie va junto a mí, nadie camina,
ni siquiera mi sombra peregrina,
de mis tragos, quizás, el más amargo.
Moriré solitario como he sido
sin recuerdos, sin llantos, sin historia,
de la misma manera que he vivido
y tal vez de mi sombra la memoria
venga a ser la mortaja del olvido
como el agua del pozo de la noria.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC