Si lograra que me amase feliz estaría.
Parezco siempre tranquilo así, casi sereno
a pesar, en insinuaciones nunca estoy ajeno.
pregunto: ¿Tu esplendidez; acaso me daría?
Figuro arcano, sin embargo en postrimería
aún sigo madrugando los rigores pleno.
Intuyo que tu dulce aguafuerte no es veneno,
yo, siendo vino tinto, mucho te agradaría.
De tanto soñar, también vuelan las orugas,
tu caricia bendita puede planchar arrugas,
entonces en la gracia de tu noche dejaré
de soñar estando en el sosiego de tu gloria,
a pesar que ésta mi, conjetura es ilusoria,
la posibilidad, con prudencia manejaré.
El señor de los fierros
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