¿Dónde ocultarte, amor mío?

El amor de mi Laura, como lo puedo describir,
es como entrar en un horno y empezarse a consumir,
sus labios me queman su sonrisa me seduce.
Sus besos son como un exquisito manjar dulce.
Me encanta sentir su piel bronceada,
cuando me mira investigo su mirada,
a veces no la escucho porque me habla bajito.
Pero con sólo estar a su lado ella sabe que me derrito.
Sé que ella me quiere y que siempre estoy allí.
En el lugar designado, tal vez un poco tarde decidí.
Escribirte mil versos, increíble estar enamorado.
Anhelo el fin de semana, para estar otra vez a tu lado.
Quiero conocer tu dolor, y disfrutar de la risa.
Quiero sentir la alegría más grande del mundo,
el dolor sólo ara que la encuentre más rápido.
Voy a tomar el dolor y adornarlo de rosas.
Sobre su feminidad. ¿Dónde ocultarte, amor mío?
Si son las palomas en vuelos con mensajes,
al último escalón de un verso a tu torre,
es la amada, acechando el amor ante los muros.
Cruel fue mi caricia, como un remordimiento;
y un placer amargo, con mezcla el dolor,
se deshacía en ansias de muerte y de tormento,
en frenesí morboso de angustias y de furor.
Mordí tus labios como muerde la flor a un reptil;
posé mi boca inquieta, como un pájaro hambriento,
en tus desnudas formas ya trémulas de amor.
Después, sobre mi pecho, tranquila te dormiste,
como una dulce niña, graciosamente triste,
que sueña ¡sobre el tibio regazo paternal!