La lluvia... bendición segura

La lluvia permitió una experiencia inolvidable contigo,
mojó mi ropa, mi cuerpo y quizás quiso dañar mi memoria,
pero me permitió mirar tu soledad y tu corazón afligido,
eso es bueno, nos unió más y creo que tendremos victoria.
La lluvia fue la ocasión para mirar tu semblante triste,
culparla de lo acontecido de mala manera no hay razón,
tal vez nuestro encuentro así nunca jamás lo quisiste,
pero conocí la sensibilidad de tu dulce y frágil corazón.
La lluvia facilitó para que tu calor traspasara mi cuerpo;
tu abrazo fue con sentimiento que llegó hasta mis huesos;
tembló mi personalidad, sentí miedo y dije “esto no es cierto”
mis pensamientos, sentimientos y emociones quedaron presos.
La lluvia brindó la oportunidad de mirar tu transparencia,
de conocerte más de cerca y mirar tus pensamientos,
pero ¿por qué lamentarse tanto y herir la existencia,
si lo constructivo queda en el más puro sentimiento?
La lluvia es el motivo por la cual nunca te olvidaré,
esa escena fría tengo presente en mí cada amanecer,
caminé y corrí contigo, hasta tu puerta lastimé,
¿cómo entonces postergar lo que me llena de placer?.
La lluvia no es maldita, sino una bendición segura,
nos hizo la invitación de salir por una nueva aventura,
por sus relámpagos y truenos no sentimos frescura,
acompañó tus lágrimas y mi estancia con tanta ternura.
La lluvia es el ángel Cupido de nuestros corazones,
gracias a ella, te recuerdo de manera constante,
en nada perturba mi sentir y mis cálidas emociones,
al contrario, me confirma tu presencia al instante