Una mujer... nada más.
Ella no tenia cultura,
ella nunca pudo estudiar,
la vida le fue muy dura
y solo supo trabajar.
La vida la trató mal
y aunque ella lo quería ignorar,
contra viento y marea
no quiso munca perder su dignidad.
Fue mujer maltratada
por sus seres queridos, insultada,
amenazada, humillada,
nunca querida ni valorada.
Muchos libros de autoestima
tuviste que repasar.
Una y mil veces los leíste.
Así te pudiste aceptar.
¡Cuántas lagrimas derramaste!
¡Cuánto te hicieron pasar!
Están secos tus lagrimales,
ahora ya no puedes ni llorar.
Te marchabas a la orilla del mar...
decías que te ibas a relajar.
¿Sabes? Tus ojos te delataban,
hinchados de tanto llorar.
En la plaza del pueblo
todos te querían quemar,
sin conocer tus dolores,
todos te podían juzgar.
El tiempo se ha encargado
de poder a todos demostrar
lo grande, que como persona eres,
y que las aguas siempre vuelven al mar.
Pero la tristeza que tú tienes,
ésa, nunca te la podremos quitar,
por mucho que nos demuestres
que eres feliz como estas.
Ojalá que tu fuerza interna
no la pierdas jamás.
Sabes que tus buenos amigos
a tu lado, siempre, nos tendrás. Jucrema