Historia de amor inmortalizada

Cuenta la leyenda de mis volcanes que:
El buen joven Popocateptl, admirado de tanta belleza
No se pudo resistir al embrujo de Ixtaccihuatl, la princesa
Plebeyo como era él no lo consideró nunca una bajeza
Ixtaccihuatl, por su parte, al sentirse tan admirada,
Tan sólo con ver el arrojo de sus ojos, cayó enamorada
A pesar de ser de la realeza ella toda una princesa
El joven plebeyo al fin guerrero fue enviado a la guerra
Tan sólo para alejarlo de ella... ¡Sufrieron tanto los dos!
Que de amor se dice, de tan larga espera, ella murió
El padre lloraba a la hija que de amor había perdido
Cuando Popocateptl vencedor regresó, se arrodilló
Llorando abatido de sufrimiento, al lado de ella
Irguió su cabeza y en vilo tomó el ligero cuerpo ya yerto de la princesa
Un silencio sepulcral y respetuoso reinó en la tribu y nadie lo espetó
Ni nadie lo detuvo ni mucho menos lo cuestionó
Su llanto iba cayendo en el cuerpecito de Ixtaccihuatl
Cuerpo que Popocatepetl depositó ligero
En lo más alto de un cerro desde donde se sentó a vigilar
Por si sus ojos abriera, más fue tan larga la espera
Que ahí siguen los dos: el joven plebeyo y la princesa
Cuyo enorme amor se inmortalizó
Ella es llamada "La Mujer Dormida", cuyo sueño
El gran Popocatepetl siempre vigila, rugiendo a veces
Gimiendo con tal fuerza que la tierra se estremece
Nadie sabe a ciencia cierta, si todavía es llanto
Llanto que derrama sobre la nívea Ixtaccihuatl
Quien yace mirando al cielo, como él la depositara
El paso del tiempo los ha ido cubriendo con tierra
La tierra con plantas, más en el horizonte se divisa
La escultural y bella silueta de tan hermosa princesa
Cuidada siempre por quién tanto en vida la amara
Convirtiéndose en el gran volcán que a tantos atemoriza
Me inclino a pensar que sus estertores son de tristeza
¿Por qué el amor sublime de ambos les fue arrebatado?
¿Arrebatado? ¡Eso creyó el supremo jefe de la tribu
Quien al condenarlos al olvido los perpetuó por siempre
Desde la Ciudad de México, se les mira impasibles
El amor entre ellos sigue latente y lo nota la gente
Pues desde el joven Popocateptl y desde la bella Ixtaccihuatl
Vuelan ráfagas de un viento que puede ser un lamento
Lamento, si, pero de un enorme y sublime sentimiento
El amor de dos jóvenes que por ser inalcanzable se eternizó
Lara Elra Cira