Junto a la cuna embelesada
contemplaba al hijo que dormía,
acariciaba su frente y lo besaba
y en un secreto rezo repetía:
-"¡Cuídamelo señor!"...
-El niño entre mil sueños sonreía-
Después un paso pequeñito...y otro más
lo fueron adentrando por la vida
y en cada uno estaba su tutela
de ángel guardíán,con luz de amor
que es sin medida.
No la agotaban horas de trabajo
cuando miraba al hijo que reía
y el hijo se hizo hombre ante sus ojos,
lo fue formando con su sabiduría,
ésa que otorga Dios a cada madre
y que en mi madre de Dios mucho tenía.
Porque soy yo,el niño de aquel tiempo,
porque eres tú ,aún,la jovencita...
Por mí te fuiste dando cada día,
ignorando la ceniza que en tus sienes
a cada paso,como yo, también crecía.
¡Oh madre amada,madre mía,mi alborada!
Quisiera ,hombre,sentirme nuevamente,
niño indefenso,seguro entre tus brazos
y aquietarme sin tiempo en tu regazo
¡Y besarte una y mil veces en la frente!
De veras,¡cómo anhelo todo eso!
adormecerme lenta y dulcemente
agradeciendo al supremo con un rezo
-el mismo entre tus labios aún latente-
por brindarme la dicha de tenerte.