Eres vetusto y viril te destacas por tu figura…
Tus hojas mueren en otoño
y en primavera brotan sin memoria…
Te mecen los vientos, la brisa y las gotas de lluvia…
Pero estás presente,
con tus raíces firmes
sujetas a la tierra
que te cobija con amor,
abanicando con tu sombra
el calor del estío,
sosteniendo nidos de aves sonoras
que al despertar el alba
alborozan con sus trinos…
En ese, tu lugar y tu mundo,
admites el acaecer del tiempo
con la contemplación de un guerrero…
No temes a nada.
Tu pujanza es un ejemplo
de vida con historia…
En la proximidad de tus raíces,
con pies descalzos
se pasearon los niños de la casa
que descansaron bajo tu opulenta sombra.
Ya siendo adulto
los hijos de aquellos niños,
colgaron en tus ramas alguna hamaca…
Hoy eres regocijo de recuerdos,
de siestas perezosas;
de infantiles mascotas…
y de quienes te adoran,
cubiertos de canas…
Gimen tus ramas,
abanicando con holgura,
la tierra que te da vigor…
Estableces reverencias señoriales
sobre la vida que contempla,
con orgullo tu estancia.
En el lugar elegido,
dando percepción de bienestar
y complaciendo la existencia que para ti,
se mantiene incólume como un gigante. Mecha Foderé