Hay una verdad que lastima

Una enemiga invisible
que de pronto se pone frente a ti;
cuando la decifras o reconoces
¡duele porque ese no era la razòn!
por la cual; te situastes ante la vida.
¡La inesperada indiferencia!
esa postura lapidaria
que nos aleja de lo màs sano
sincero y real;
que son los sentimientos.
Y pareciera que esto va en aumento
con la edad y se suman las exigencias
de la vida ràpida y moderna
donde tu parecer, ya no tiene importancia.
¡Entonces te niegas y revelas!
pides y solicitas ayuda
esa parte del otro que aportò
que generò empatìa
pero que por rencores y dificultades
ya no quiere estar màs contigo.
¡Y nos perdemos,ausentamos!
y nos volvemos ermitaños
insociables,cabisbajos
asumièndo una negligencia ajena
por omisiòn o desgano.
¡A que le teme el humano!
porque huye y dolorido se muestra
a que tanta desgracia personal y angustia
si el mismo cierra la puerta.
¡Y se niega compartir!
y se niega a reìr,a perdonar
a extender de nuevo los brazos
y acoger al otro,con agrado.
¡Voy hacer de cuenta!
que estas palabras
no alcanzaran tus pupilas
ni ensordeceran tus oìdos
ni menos tu corazòn dejarà,de latir junto el mìo.
¡Por lo que significa la vida!
por lo que esperamos de nuestros padner
porque ellos estan en este mismo barco
con la misma carencias y angustias;
¡pero esperando!
que nuestra primavera,jamàs termine.