Tenerte siempre no da mi idiosincrasia,
alejarte de mí el tiempo se atreve.
Tu ausencia trataré que sea leve
rememorando dulzor de tu ambrosía.
Este tiempo conmigo, fue una gracia,
al ser tan hermoso, se torno breve.
Me ceñís como a la montaña la nieve,
me sentí refugio de tu suave caricia.
Guardaré como la fresca madrugada,
recordando nuestra noche encantada,
cuando mis mejillas perfumaron tus besos,
Mientras, soy la desnuda montaña,
la suave fragancia mi ser extraña
el tiempo, que nos amábamos en excesos.
Autor: Alcibíades Noceda Medina