Si volvés...

Si volvés,

te esperaré descalza,
con el alma abierta como un templo sin nombre,
con el fuego intacto en la mirada.

Porque no me fui.
Nunca me fui.
Te seguí amando en la tregua,
en la pausa,
en los gestos mínimos donde aún habitás.

Y si no volvés,
seguiré sembrando tu nombre
en cada poema.
Seguiré haciendo del amor un acto sagrado,
aunque sólo me quede la ofrenda
de haberme dado entera.