Cafetines de sombras

¿Cuantas veces los dientes me arruiné
Por morder de terco esas sombras?
¿Cuantos asfaltos duros mastiqué
Para notar que la calle no es broma?
¿Cuantos pelos yo tuve que perder
Para peinar lento tanta paciencia?
¿Cuantas noches de miseria pasé
Alimentándome de esas tristezas?
Si guardo en mi algunas viejas heridas
Es para comprobar que tengo sangre.
Si le boxeo temprano a la vida
Es para no morir en el combate.
Si junto sólo estos extraños sueños
Es para no quedarme tan dormido.
Si pierdo siempre un retazo de tiempo
Es para elegir algún buen camino.
Pero igual tengo las manos vacías
De tanto pedirte un poco de amor.
Si yo te ruego una sola alegría
Es seguro que me decís que no.
Un hueco en el corazón me delata
Cuan austera es mi rica soledad.
Agonías de noches que me matan.
Melancolías de felicidad.
Cuando trepo alto en aquella montaña
Es para ver bien el precipicio.
Cuando pido otra vez la revancha
Es para jugar de nuevo el partido.
Cuando miro soberbio hacia la luz
Es para no olvidarme las sombras.
Cuando yo me descuelgo de la cruz
Es para clavar bien esta memoria.
Ahora que me gasto sin un peso,
El diablo me reclama que lo ayude.
Algo de luna cuelga gris del techo
Y será mucho pedir que me alumbre.
De tanta kermés, hoy tanta zozobra,
De tanto perfume, ayer tanta mierda.
En aquellos cafetines de sombras
Ya no quiero, no, ni mirar la cuenta.
A pesar de mí
Aún respiro.
A pesar de ti
Aún estoy vivo.
Aunque me vengan ganas de matar
Sé que no puedo dejar de vivir.
Aunque sobre razón para llorar
Sé que no me falta para reír.
Aunque el viento ya no sople a favor
Sé que no voy a dejar de caminar.
Aunque el silencio se me haga canción
Sé que no podré dejar de cantar.
Sergio Damian Vidal