Recuerdo aquel día en que me vestí de rojo,
para salir a pasear con mis niñas y mi esposo,
cuando de repente me dice:
¿No te parece que eres mayor para vestir éste color?.
Yo, anonada me quedé, del tamaño de la tontería,
que en aquel momento se le ocurrió al amor de mi vida.
Enseguida contesté un poco mosqueada:
¿Tu no has visto a tu madre, vestida de naranja?.
Me miró y la risa le dio.
Yo llegue a la conclusión, de que guapa me vio,
y en vez de expresar su sentimiento, vieja más o menos me llamó,
cuando yo en ese momento, lucia mis mejores años de esplendor.
Le perdoné, porque se que le gusté aunque no me dijo nada,
pero yo lo sabía, por su bonita mirada.