Indeseables son las caricias,
que no sean de tus manos.
El rose de esas manos,
que desconocen mi piel,
se pierden en la distancia,
y la oscuridad de la noche
Para dar alberge a mi esperanza,
agobiarte de caricias,
que penetran mi cerebro,
moribundo, por este amor.
No ay barreras que puedan,
confundir mi sueño,
tan lindo de emociones,
por vivir lo deseado,
sin encontrar caminos,
que me lleven a tu pradera.
En donde el amor reina,
por todos los rincones de tu corazón,
ciego por encontrar tu mirada,
y acariciar tus rizos lentamente.