El fuego encendido

Dime tú mi flor querida
diosa del mundo y del cielo
¿no es cierto que mi desvelo
es por ti, mi preferida?
¿Y ese mi tierno dulzor
que por el tuyo suspira
por tus amores delira
mi preciosa Blanca flor?
¿Por qué me miras así,
si por tu querer me pierdo
y me invade el buen recuerdo
soñando de amor por ti?.
Déjame que amor te de
en mis delirios constantes
esos besos abrasantes
con que yo te mimaré.
Y entregame tu alma pura
paloma del alma mía
y quitame esta agonía
que embalsama mi tristura.
¿No es verdad que ese calor
que a mi alma toda enternece
por tus ternuras fenece
si no le entregas tu amor?.
¿No ves tú cuán suplicante
te miro, y más te deseo,
suspirando al galanteo
este bardo caminante?.
Ya más no puedo aguantar
por este cruel desierto
pues muero estando despierto
si no me quieres amar.
Que tristeza es suplicar
este amor tan sensitivo
dulce, aromoso, abrasivo,
que te suplico y te ruego
con este encendido fuego
del amor por el que vivo.
El poeta
desconocido.
4/5/013