Sé que se aproximan.
Inmisericordes.
Tenebrosas,
Parcas que quitan vida.
Más mi lucha es constante
Y difícil que me rinda.
No por temor a la muerte,
Si no, por amar la vida.
Intentan cortar con su guadaña
Ese hilo, que me da respiro.
Que yo como araña precisa,
Mil telas tejeré de vida.
Y si aún.
A pesar de ello
Mi cuerpo someten a muerte.
La conquista no será vuestra.
Pues con el último suspiro,
La cremación será un hecho,
Y cual ave Fénix milagrosa.
De mis cenizas resurgiré.
Y seguiré mi vida, como poeta.
Aunque mi cuerpo ya no esté.
Amigo Alejandro: !Que bella poesía! No la había leído !Claro que siempre seguirá siendo poeta! El poeta nunca muere. La muerte es gloriosa cuando se dejan bellos recuerdos, lindas obras y maravillosos poemas. Si me he de ir primero, prométame que alguna vez comentará mis poesías. Le prometo que si es usted quien parte a ese viaje eterno, su poesía estará viva por siempre en Rincón. Un abrazo. Ivette Rosario.