Estoy de pie ante tu altar. no duermo
estoy ante tu presencia. y espero;
y tú mi Dios, me dices dulcemente.!Te quiero!
Luego evalúo mi situación. y pierdo
me angustia sentir lo que dijeras, mi Cristo:
siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer,eso hicimos.
Tiéndeme tu mano, hazme más tierno
mi amor, mi trabajo, sea con esmero
que pueda decir convencido. hoy he vivido
porque te he servido.
Que el hacer tu voluntad sea mi comida
que con sincero amor te siga
y que el predicar a Jesús, sea hasta mi agonía.
Entonces podré decir. soy tu siervo
que la única manera de agradarte mi Señor
es trabajar hasta tu pronta venida.
Tú me dirás entonces ¡Mi buen siervo!
y yo podré entender recién, mi Señor
el sentido de la palabra siervo.
Marco Senmache Rodríguez - Perú