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Categoría: Patrióticos

LA CARRERA DEL TESORO

Entre nubes de polvo avanza
el tropel de centauros españoles
que queriendo conquistar nuevos soles
lleva en ristre la argentea lanza.
El suelo tiembla bajo cascos arabescos,
el Sol saluda a los recién llegados,
que se sienten reciamente fatigados
pero ante el oro se sienten frescos.
Hernando Pizarro va adelante
de trentaicinco jinetes ambiciosos,
a Pachacamac arriba jadeante
en ventisiete dias tenebrosos.
Salieron de noche de Cajamarca,
incaron espuelas hacia el tesoro
y las espuelas dejaron la marca
por las que el chasqui les quita el oro.
Cruzan los andes, ¡tiemblan de frío!
y en la soleada playa costera
el relevo del chasqui espera
y envía veloz el mensaje sombrío...
El chasqui que vuela con alas de plata
y corre con pies de acero
es el que arribará primero
a la gran ciudad escarlata.
Van los caballos por anchos caminos
posando al galope sus árabes cascos,
caballos que son de extraños peregrinos
que tienen mirada de guerreros vascos.
Hay uno neblino, que va galopando,
relincha...husmea, y apura su paso,
en él va agotado el íbero Hernando
sintiendo que el noble ya no le hace caso.
Descansan después de un incómodo viaje
en frígidos andes, en costa caliente,
y luego reanudan su peregrinaje
en busca del oro, metal reluciente.
Al chasqui, sus ojos a ratos divisan,
que sube quebradas, que baja senderos,
y el ande y la nube a Hernando le avisan
que es imposible que lleguen primeros.
En oportunidades los hispanos vieron
cruzar a los chasquis entre sus aceros,
quisieron tomarlos y los persiguieron
pensando que eran unos mansos corderos.
Y aquellos andinos valientes y fieros
ni ante los corceles veloces cedieron
porque el Sol los hizo para que corrieran,
para que volaran, ¡para que vencieran!.
Corceles y hombres al Templo Sagrado
arriban sedientos y hambrientos de oro,
y...encuéntranlo sólo y abandonado:
no había riquezas, no había tesoro.
Callados y lentos al norte retornan,
y Hernando Pizarro en su noble neblino
les dice a los suyos que así es el destino
por eso sus hombres tristes se conforman.
Y entre las quebradas, y entre los abismos
se ve a los chasquis que corren ligero,
esos que ganaron, ahora son los mismos
que a Cajamarca llegarán primero.
Tocando su antara y a rítmico paso
(como quién avisa el haber triufado
en la gran carrera que ha terminado
teniendo por meta el Incáico Parnaso)
ingresan los hombres, ¡Mercúrios Incáicos!
que cruzan caminos con pies voladores,
saetas humanas de acentos hebráicos
que cruzan el cielo cual áureos cóndores.
Cajamarca despierta feliz y contenta
al ver que sus hombres veloces vencieron,
y Hernando Pizarro triste se lamenta
porque muy veloces nuestros chasquis fueron.
Datos del Poema
  • Código: 138341
  • Fecha: 30 de Agosto de 2003
  • Categoría: Patrióticos
  • Media: 6.41
  • Votos: 183
  • Envios: 5
  • Lecturas: 2,262
  • Valoración:
Datos del Autor
Nombre:
País: Sexo: Sin Datos
Fecha de alta: 30 de Abril de 2024
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
cmph
invitado-cmph 06 de Junio de 2003

Nunca había leeido algo que me calara tan hondo el alma,escribes muy bello,además me identifico mucho con tu poema SIGE ASI!!!!!!!!!!!!!!!!!!

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