discutían en la puerta un día de sol,
un caballero,un alguacil y una señorita
yno estaba en el asunto,el puto doblón,
discutían por una alcoba pequeñita.
y dijo la señorita,
"la alcoba que quiere el caballero
aunque más pequeñita.
cuesta más dinero."
el alguacil no sabía que decir
sin escuchar luego
al horrible caballero
que engendró el cielo.
y comenzó su relato
algo gracioso y distendido
"eran esos zapatos,
que la señorita ha querido"
"caballero,al ser la alcoba
tan pequeña.
no coge la arroba
que pesa su preña"
y el alguacil,que jucio había hecho,
declaró esta sentencia:
"Caballero,dé a la señorita otro doblón
y vayánse a tomar por culo los dos",
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y es que para ser alguacil
hay que tener paciencia
para bien diludir.
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