Te llamo desde mi deceo,
desde mi necesidad de ti,
de tus besos, de tus manos,
de tus palabras, de tu piel.
Te miro desde mi deceo,
desnudo y entre sombras,
perfecto, desde tus eccesos,
desde tu carencias, desde tu figura.
Te escucho desde mi deceo,
escucho tu palpitar,
tu ritmo acelerado, por
nuestra necesidad de amar.
Te siento desde mi deceo,
tu bao mas caliente,
tu respiracion aguitada,
tu tacto sencible a mi.
Y desde mi deceo,
te llamo, te incito,
te descubro, y te complemento,
ya, y solo por el deceo de de sentir.