Una flor

Con el último suspiro
de mi esperanza
a una flor, virtual y simple,
he confiado mi anhelo.
En ese soplo agónico
he lanzado hacia el cielo
la dulce alegoría mensajera,
universal y explícita. Flor... amiga cómplice
que has llegado a tu destino
y has sido bienhechora
con el néctar en tu cáliz,
cuidaré de ti en gratitud eterna
para que no mueras
y para que no muera en mí
la llama que encendiste.