Cuida el eco que dejan tus palabras, porque la palabra apacigua tempestades, aviva fuegos, provoca cólera, angustia, timidez... La palabra regala paciencia o enojo, abraza o rechaza, anima o desanima, dice o grita, alegra o entristece... La palabra empuja o levanta embiste o merma la angustia, acaricia corazones, cuida sentimientos... La palabra difumina esperanzas, apoya sueños, extermina ilusiones, hiere, miente y blasfema... La palabra es poderosa en cualesquiera de sus manifestaciones. Según ella se manifieste; nos da vida o nos hace perecer. Ivette Rosario