Gotas de lluvia en tu cuerpo caían,
Resbalando por tus curvas peligrosas
Aquella noche por el frío tus músculos se estremecían,
Y de tu torso robe dos esmeraldas hermosas.
A lo lejos los relámpagos se observaban,
Tu silueta esbelta iluminando
Con ansiedad tus labios me llamaban,
Despacito me decías que te siguiera amando.
Bruñido tu cuerpo se veía,
Envuelto en aquel torbellino
La dulzura de tu rostro se confundía,
Con el trinar de un canario en mi camino.
Como luceros en el firmamento,
Así en tu cuerpo los lunares
Al contarlos no se lo que siento,
Mi sirena, reina de los mil mares.
Tu cuerpo manantial de pureza
Erguido cual robusto roble
Muestra al mundo tu belleza,
Grítales que posees un corazón noble.
Ángel R. Anaya
Todos los derechos reservados a su autor.
Código de registro No. 92022840938.