Tenía que llorar... necesitaba llorar... la presencia de sus ojos no podía de mi apartar... la ternura de sus labios en los míos no podía olvidar... la dulzura y delicadeza de sus manos en mi rostro, era eterna en mi palpitar. Y no podía aceptar, no podía imaginar que a mi lado ya no iba a estar nunca, nunca más. Que en esta vida cruel, sola me habría de dejar. Que mis sentimientos hacia él debía matar... y no quise, no quise recordar... pero no pude... no le pude olvidar. Y necesité en una hoja en blanco lo que siento narrar... porque las palabras ardían en mi boca y no me dejaban respirar. Porque su esencia en mi cuarto aún podía respirar. Porque miraba su foto y, su muerte, no podía aceptar... porque no entendía porque la vida siempre me trataba igual. Porque no sabía porque del mundo me quería ella apartar. Porque no quería de este bello sueño despertar... pero me ha matado la vida en su dura crueldad.. y no ha dejado beber mis sueños, hasta la saciedad... no me ha dejado poderle amar... no me ha dejado en la noche fría, poderle abrazar... ¡porque conmigo quiere acabar!... y yo pensaba, ilusa... "no lo conseguirá"... y hoy, mi vida con él se va... y no puedo dejarle volar... pero las alas ha desplegado y aquí me ha abandonado... y sí él ha volado... también yo he de volar... y cogí la cuchilla para mis venas rajar... y se escapó mi alma de su mano... y miré al suelo... y un "te quiero" a mi hermano, dormido, susurré... porque hasta que su tiempo acabe no le veré... porque todo lo he dado... por el amor que soñé...