Por si acaso la Vida ya no fuera
Una pura Aventura,
Dios me dió un Corazón de Aventurero,
Que se arriesga por todos los Caminos
Aunque no sepa nunca a dónde llevan.
La espesura del Bosque no me arredra.
Voy abriendo a mi paso nuevas Rutas,
Rutas inciertas como Encrucijadas,
Donde elegir es un dilema trágico.
Donde elegir es apostarse el Alma.
Donde elegir es decir “no” a las Dudas.
Donde elegir es decir “sí” a la Fama.
Donde Riesgo y Ventura,
Se juntan y nos tientan,
Y, a la vez, nos asustan.
Os juro, sin embargo,
Que exponerme a esos riesgos me fascina,
Que me atrae someterme a esos peligros,
Que voy, con seducción irrefrenable,
Pisando por el borde del Abismo,
Haciendo una Aventura de mi Vida,
Sin que los pies me tiemblen
Ni mi Alma se me turbe,
Siempre, siempre, avanzando,
Al grito esperanzado de ¡adelante!,
Que la Fortuna a sólo los Audaces
Está siempre esperándoles.
Yo ganaré la Vida, aunque la pierda,
Porque Alguien, desde lo Alto, va diciéndome,
Que solo la inminencia del Peligro,
Cuando se arrostra impávido,
Divinas aptitudes nos alumbra,
Para robarle al tiempo fugitivo
La Eternidad que fluye en cada instante.
Vine al Mundo a luchar
Y hasta que muera
Será mi Vida una dura Lucha,
Siempre camino de esa Eternidad,
Tras la que Dios está.
Y en Su Casa del Cielo, nos espera.
El volverá en Ventura mi Aventura.
Mi Lucha, en Paz.
En Luz tanta Penumbra.
Lo que soñé, ¡será!