La lluvia detiene tu primavera,
parece detenerse en tus labios:
humedeciendo los pétalos, a cambio
solo quiere ilusión y quimera.
La lluvia queda bañando tú enredadera,
dándole frescura a tu cuerpo tibio,
mientras mi celo no halla alivio
y ruge en mi pecho como fiera.
Esta fiera mía disputa su espacio,
hará frente a la lluvia sin cansancio
al viento mece su enigma grave.
Nada importa si no estás en la nave,
que se haga agua, si no estás conmigo
desdeño al mundo, la vida prodigo. Autor: Alcibíades Noceda Medina
Me encanta cómo juegas con la naturaleza en tus poemas, amigo. ésra vez es la lluvia quien presta su hombro, para que apoyes allí, esos versos que como siempre, están cargados de amor y melancolía. Me gustó tu poema Alci, van mis diez plumitas y un fuerte abrazo. .....Susy.....