Navego a la deriva,
tratando de encontrar,
la absurda estela que dejaste.
Que buitres, que alas pegajosas,
que elementos repulsivos hoy me acosan.
Se adhieren a la quilla de mi barco,
tan pequeno, tan gastado,
tan sin nada!
No me queda ni siquiera,
un solo remo,
ya ni el ancla, ni la brujula poseo.
Solo el viento y el oleje,
que transporta esta cascara
sumisa,
que es mi nave.
Sin embargo, una dulce rebelion,
me nace dentro!
esperanza que refuerza mi flaqueza.
Entreveo tras la bruma,
que hoy me acosa,
unos pajaros azules, una estrella,
-por momentos fugitiva-.
Se que existe una mano, un timon,
que hara volver a la senda
imaginaria mi navio.