Desprendimiento

Mi huésped de años

reconozco y confieso

que no te puedo soltar.

Que tengo miedo

a la incertidumbre del olvido.

Que me siento mejor

con la tristeza predecible

como hábito perenne,

como conducta fijada

de este sentir arraigado,

con este dolor eterno

ya conocido.

Comprendo y acepto

que el espacio vacío

que hayas dejado,

albergará siempre

tu indecible huella.

Y aún...

en contundente libertad

estarás susurrando al alma

que no te suelte.

Y si desatara

este lazo invisible,

serás sutil entrega,

la más impresionante

en el irrumpir.

Quiero en este tiempo

lanzarme al abismo

que sumerge tu espacio,

con toda la fe del amor,

con toda la confianza

de no poder olvidar

la esplendidez y la donación

de haberte conocido.

Desprenderme, quizás

es menos doloroso

pero seguirás

en conciencia y libertad.

Me resisto, me niego.

¡Nadie podrá arrancarte

ni la negación más agresiva!

Desprenderme de ti,

sería el gesto

supremo de generosidad

y profunda sabiduría

del último latido.

LidiaNakasone