Sin título XXX

Miénteme sobre el hombro que mira

la tarde,

sentado en un charco de mentiras 

blancas cual cenizas de pino que arden

en mis sueños,

no tengo tiempo ya para jugar

con minotauros ni encelarme de cada letra

que vuela como un despilfarro de viento

sobre mi rostro,

te quiero a ti que lloras en mis adentros

y te cobijas en mis mañanas,

a ti que fuiste la seductora del verbo

y con tus caricias de lengua 

hicimos lo ya hecho. 

En mi vaciaste la caldera de tu carne

para besar cada herida que el tiempo

en su hedor dejó cual rastrojo

fuiste tú la que guardo mi tristeza

en un puñado de tierra con olor a olvido

y en tus manos he crecido como la planta

que bebe de tu corteza.