Te digo adiós pero te sigo amando
con ese amor tan necio que no entendió el porque,
fuiste para mí prohibída, y jamás debí amarte,
mas en aras de lo recto, ahora te digo adiós.
Pensé un instante probar el fruto de tus labios,
el sabor que tendría el fruto de otro labrador;
y al probarlo ¡Malaya! Se perdió el encanto,
como un fuego amargo probó mi corazón.
Y tarde me di cuenta que estábamos pecando,
tu proceder de coqueta, tan fácil me atrapó;
y yo como necio engañé a un hombre bueno,
prefiero olvidarte, y hoy te digo adiós.
Te digo adiós, pero aún te sigo amando;
quizás no será fácil, pero te lograré olvidar.
y aunque estes clavada en lo más hondo de mi pecho
verás que muy pronto te lograré arrancar.
Marco Polo Senmache Rodríguez - Perú