A mi mismo

No digo que me importe en realidad
Pero, ya lo he perdido todo en esta vida
Negro es el páramo que me queda
En el que no existe algo en verdad
En el que la verdad es infinita y efímera
En el que el tiempo no sabe nada
Y la locura solo es una pequeña expresión
De una neurona que se cree cuerda
Amigos, los perdí en el abismo insondable
De mi propia traición pues al engañarlos
Me he logrado traicionar a mi mismo
Amor, aun tengo la esperanza de tenerlo
Pero el fuego helado que mi mente irradia
No es compatible con el sentimiento
Que mi corazón en su totalidad comprende
Familia, que bonita palabra
Para describir a las personas que dicen
Que saben lo que es mejor para mí
Y se hacen conocedores de mi vida
Como para poder decidir cual si juego fuera
Que es lo mejor que se me acontece
Y pasamos a la peor de las soledades
Si me concreto a hablar de mi mismo
Pues yo seria la última persona en este mundo
A quien yo tendría la compasión o la piedad
De querer, amar o de ayudarme
La desdicha es un mar de ilusiones corruptas
Por pensamientos que ahondan crudamente
En el abrupto lecho y brazo de la muerte
Así pues, que mi segundo nombre es desdichado
Y sin querer hacer alarde de sentirme mártir
Soy victima de aquel ultrajador de corazones
Que ennegrece los cinco sentidos
Sin darles cabida a darse una salvación
Pues tan afilado es el chuchillo con el que él ataca
Sin filo pero con una punta maldita
Por la sangre de Belcebú en los infiernos,
Soy victima pues de mi propia palabra
De mi propio raciocinio y de mis malditas ironías
Yo soy mi enemigo, que luchara a muerte
Por matarme a mi mismo, por cometer suicidio
Soy pues, la ironía convertida en contradicciones…