Se va la luna del cielo de Palermo;
se van apagando las palabras;
se callan los ruidos y un zorzal
deja oír sus fraseos en las ramas
La luna se desliza por mi vino
curiosa imagen de una noche a solas
y otra vez en las ramas, desde el cielo,
el zorzal que le trina al aire tibio
El apetito feroz se está saciando;
ya la carne, pan y vino están bajando.
Hay sonidos ajenos que se mezclan
y contaminan los aromas de mi noche.
Tal vez los malos hábitos
se hacen buenas costumbres.
Tal vez la noche a solas
se vea más atractiva esta noche.
Pero siento que a esta mesa
sólo está sentada una parte,
más o menos importante, pero parte
de un todo que está reviviendo,
y retazos de sueños componiendo,
detrás del verde vidrio de mi vino,
entre la carne y el pan, enternecido
bajo los tenues ruidos de la noche
y el dulce canto al aire entre las ramas