FRENÉTICA DEMENCIA

Aquella noche

¿recuerdas?

Despojada voluntariamente de tu vestimenta,

te vi cabalgando desnuda

a lomos de aquella bestia del averno,

un lobo gigante

de refulgentes ojos sangrientos,

surgido de las entrañas del infierno,

fiel y obediente a su amo,

recorriendo las vastas extensiones

cubiertas de lamas de fuego

unas veces, y otras

de duras capas de congelados

y cristalinos sueños.

Por su poderosa nariz salen columnas de vaho

hacia la noche, que una vez dejadas atrás

todavía permanecen en el aire

en espera de una respuesta

que nunca llegará.

La bestia corre satisfecha,

sin mostrar rastro alguno de fatiga,

gozosa del leve calor

que el roce de tu sexo

va dejando en su peludo lomo.

Bestia y demonio,

demonio y bestia,

los dos un solo cuerpo,

un solo animal,

su mirada se vuelve lasciva

y perversa,

salta

 y se eleva muchos metros

sobre la perfidia de tus actos,

 consciente de que tus pechos

acompañaran su acción,

y saltarán febriles al tocar suelo

con sus fibrosas patas

entrenadas en el infierno.

Ese será tu castigo y tu gozo

cada vez que llegue la noche

cada vez que llegue la luna