Siete notas crecen en arpegios
del clavecín prefigurando el cielo,
tejen armonías, luz de sortilegios
que viajan con ángeles en vuelo.
Ruge el fagot, deliran los violines
dialogando con voces celestiales
que riman y cantan dulces serafines
del libro de Dios, en clases magistrales.
Música que engloba lagrimas y gozo
de estar en los umbrales de la Gloria
dando al de alma inquieta,el esbozo
del eden primigenio a la memoria.
Éxtasis y agonía, estremecen la esencia
que no se vislumbra en el durmiente,
ese es el secreto de Dios sobre la ciencia
inaccesible a la secular bíblica serpiente,
Adagios , andantes y preludios solitarios
aliento magistral del Ser para el remanso
y triunfo vital sobre el crimen por denarios,
al lograr trocar al rebelde en bueno y manso.
Cuantas ansias de Dios, agnósticos y ateos
que subliman sin pensarlo, obnubilados,
mas advierten en la música los deseos
que los dones de virtud, sean bien logrados.
Emanuele-H.C.Conde@2012