SOLO UNA BRIZNA

SOLO UNA BRIZNA

“Todo lo sólido se desvanece en el aire”.

Por: Carlos Marx

“El corazón de la madre es el aula del niño”.

Por: Henry Ward.

“La madre es una memoria sagrada imborrable”.

Por: M. Ebratt.

Que suerte tiene el sol de tener un renacer y un ocaso.

La vida humana tiene un nacer y un ocaso que no se repite.

Somos una débil brizna entre la felicidad y el infortunio.

¿Cómo sobornar las manecillas del tiempo para retener el fulgor de la vida?

Es una extraña justicia perdernos en las brumas del tiempo sin regreso alguno.

La vida y nuestra existencia es un doloroso y truculento sayonara que no para.

Sus manos débiles y enfermas no tienen la fuerza de aferrarse viva a los barrotes del mundo.

Solo le queda una mano estirada e inútil en señal de apartar el cruel destino.

Sin hablar dan la vida para ver la felicidad en los otros.

Simula el dolor de la partida en presencia de una mirada que avive el retoño de su sangre.

En su dolor no hay quejido para ver aquella hija reír y las penas no la abracen.

La fuerza de nuestra juventud no nos permitió ver como se apagaba lentamente la existencia de la madre.

No sabemos en que momento se hizo anciana perseguida por los crueles males del mundo.

La vida y el derroche no nos ponen a reflexionar.

Es la presencia de la muerte la que nos hace meditar y nos convierte en filósofos.

Buscamos afanados mil razones y mil virtudes de este ser de hielo que se gasta bajo el poder de un fuego rapaz.

En nuestra juventud quizás nunca logramos saber de ellas.

Esto pasa en todos los hogares del mundo, la partida es el inicio del conocimiento.

Entonces descubrimos las cosas maravillosas de este ser que se apaga.

Ante la enfermedad el diálogo no está y nos queda aún el encuentro de las miradas.

Ella no está allí, hace rato se fugó a los confines de su mundo interior.

Se llevó los mejores recuerdos de su vida y los atesora en un misterioso rincón de su alma.

Quizás juguetea en los jardines de los recuerdos saltando como las niñas inocentes.

Nadie se podrá imaginar como atrapa el brumoso pasado para reconstruir de nuevo la vida.

Es un extraño video que sólo puede interpretar el juego arcano de la memoria.

Su mirada extraviada recorre las bellas llanuras de la infancia abrazando su vieja muñeca de trapo.

No olvides que tu fortaleza aviva tu lucha.

Que no se marche la vida del cuerpo.

No olvides que las manos, su boca y sus ojos no han perdido la memoria.

El contacto y el abrazo es un diálogo que tienes que interpretar.

Recuerda que hay misterios que la razón ni la ciencia entiende.

Que el fuego del azar y el amor de tu Dios la perdure por más tiempo.

Nunca llores, ella siempre apostó por ti.

Trata de memorizar su drama haciendo una pedagogía de la resistencia.

Transforma tu dolor en alegría y su presencia en un hedonismo de la vida.

No olvides que todos los caminos de la vida conducen al cadalso.

Todos nos aferramos a lo que amamos.

Pero el tiempo nos debilita las manos.

Todo se nos escapa como el agua.

Es el extraño sentido de la vida.

Al final todos somos hijos de la soledad.

Todos estamos condenados a repetir el drama de mil formas y recorrer el mismo camino.

Es la certeza más dolorosa de la vida.

Por: Manuel Guillermo Ebratt Doncell