Sombra y Deseo

Para sentir a Dios, solo basta amar, 
para estar en ti, no tienes que buscar. 
Yo soy parte de ti, sin tiempo ni lugar, 
un lazo eterno que nada puede separar. 

Sombra y Deseo 

¿Por qué fingir distancia si el alma nunca olvida? 
¿De qué sirve el desapego si la memoria arde, 
si el eco de tu ausencia es un grito que no cesa 
y la sombra de tu nombre se arrastra por mi carne? 

¿Quién inventó el olvido, quién dictó el abandono, 
si el amor se aferra al hueso y al dolor profundo? 
No hay refugio en el silencio, ni paz en la huida, 
pues amar es condena, es fuego que no se apaga. 

¿Para qué negar el vínculo, si la noche me reclama 
con tus gestos invisibles, con tu voz entre los sueños? 
No existen pretextos para amar, ni excusas para el duelo; 
el amor es la herida que sangra sin remedio. 

¿Y si intento arrancarte, si pretendo no sentirte, 
no hago más que alimentar la raíz de mi tormento? 
El desapego es mentira, es máscara, es veneno; 
amar sin pretextos es aceptar el sufrimiento. 

Así, me entrego al abismo, a la sombra y al deseo, 
porque amar sin razones es... ¡Mi único consuelo!