del verde al ocre

...guardaba las letras del abecedario, desordenadas, en una cajita en forma de luna.
Nunca pensó que podía ordenarlas.
Un buen día, la luz de la luna llena entró por su ventana.
Iluminó sus largas noches de imágenes reflejadas en su ventana.
La abrió de par en par y se embriagó de su dulzura.
Las imágenes del exterior le hablaban , le sonreían, la acariciaban....
Sus largas conversaciones con la luna la sanaban del silencio de su lejanía.
El mar y sus perfumes, el verde de los prados, las amapolas,
el canto de los pájaros, las alboradas ,los atardeceres,
el horizonte abrazado a las nubes...le inspiraba.
Escribía poemas en su corazón.
Pensó, que podía reflejar sus sentimientos en poemas...
Abrió despacio su cajita en forma de luna.
Con cariño, empezó a acariciar y ordenar las letras.
Les dio 50000 vueltas y no conseguía que bailaran al compás ,para rimar y reflejar en la hoja bellos poemas.
Esbozos y más esbozos se guardaban en su mesita de noche, abrazados a la vela de la ilusión.
Había letras más decididas y la ayudaban .
La P se juntaba con la O , poblando su mente de poesía.
La Z le hacia cosquillas a la M y se reían las dos.
Las vocales se desentendían y frases que habían acariciado su corazón se escondían en la oscura noche de luna nueva.
Acuarelas, del verde al ocre, en concordia, intentaban hechizar la A la V y la O, flotando en multicolor en el mar de la ilusión.
Fue marchitando su ilusión, al ver que, por más que lo intentara, no conseguía crear un hueco entre poetas.
Guardó de nuevo las letras en la cajita en forma de luna y cogió un tren , solo con el billete de ida.
En la ventana se le mostraban imágenes desdibujadas, nubladas..
Intentaba ver caras reflejadas en la lejanía , la neblina se lo impedía.
Apoyó la cabeza al cristal y, cerrando los ojos continuó el viaje, con la música susurrando en su oído, disfrazando el silencio...