mi cuarto es el mìtico Eden,
donde se oye el canto de afrodita;
allì me diste tu amor, y yo tambien,
te hice el amor, gràcil Ondina.
Sentì el dulce sabor de tus labios,
y aùn siento en mi piel, tus caricias;
nuestros cuerpos desnudos se amaron,
y del amor hicieron las delicias.
En ese cuarto floreciò el beso culpable,
y ardiendo de pasiòn nos entregamos;
fuè allì, al fenecer, de aquella tarde:
donde todos los preceptos violamos,
Fustigamos el placer hasta el espasmo,
y gozamos la pasiòn, hasta la locura;
fuè una entrega decorada de ensueño,
que nos envolviò en una dulsura misteriosa.